Tú también lo sentiste, ¿verdad?
Hay frases que no se escriben para
alguien, pero alguien las lee y
se queda callado porque duelen
igual.
No me hablaste.
No dijiste nada.
Solo tocaste la herida con el corazón.
Como si me dijeras, en silencio,
"yo también".
Yo también sé lo que es escribirle
a alguien que no vuelve.
Yo también he sentido ese vacío
donde antes había respuesta.
Yo también he dejado pedazos
míos en palabras que quizá nunca
fueron leídas.
O peor aún: fueron leídas... y no
bastaron.
No compartimos una historia,
pero compartimos el lenguaje del
duelo.
Del amor que no se concretó.
Del silencio lleno de preguntas.
Y tal vez por eso, nos leemos.
No porque haya un "nosotros",
sino porque hay un "yo también".
Y eso... eso es compañía.
Silenciosa.
Real.
Profunda.
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