Entradas

Carmesí en comunidad.

Imagen
Nada fue planeado, pero el universo movió la ficha exacta que nos hizo coincidir. Entre más de 400 personas, 10 fuimos los exiliados; aunque yo diría que, en realidad, fuimos los afortunados. No fue José Madero lo que nos unió realmente. Lo que nos trajo aquí fue algo más profundo: la búsqueda de conexión verdadera. En rostros y vidas que antes eran desconocidas, hallamos amistad, comprensión y una red silenciosa de apoyo. No sabemos aún los detalles triviales de los otros —ni su color favorito—, pero sí hemos aprendido a ser vulnerables, a abrir nuestro corazón y a permitir que el alma sane, junta y despacio. Bien dicen que la vida te pone en el lugar indicado con las personas correctas. Definitivamente no somos el club de la reina veneno asociación, lo que sí está claro es que ya tenemos una unión.

Doble carta.

Carta I Jamás imaginé el impacto que Alejandro tendría en mi vida. Hace un año, ya tenía muy presente que ese día era su cumpleaños. Hoy, mientras el calendario nos devuelve a esa fecha, las circunstancias son completamente distintas: ya no está conmigo, y yo ya no formo parte de su vida. En este tiempo han pasado muchas cosas. Sin embargo, no puedo negar que sigue siendo alguien importante. No podría verlo con rencor, porque va por delante el amor que siento por él. Y aunque ahora mismo no estemos juntos, jamás olvidaré lo que representa en mi historia. Cada vez me queda más claro que, si no es mi espejo, al menos vino a mostrarme lo que significa el amor incondicional. Un amor que no depende de estar o no estar juntos. Un amor que existe en este instante, aquí y ahora. No sé si lo amaré siempre, pero hoy, en este preciso momento, lo amo. --- Carta II Hoy, 16 de septiembre, no puedo evitar pensar en ti. Es tu cumpleaños, y aunque ya no formo parte de tu vida, quiero regalarte al menos...

Carta para Javo, en tu cumpleaños.

Javo, hoy no sé si las palabras me alcanzan, pero necesito escribirte. Es tu cumpleaños, y aunque ya no estás en este plano, yo sigo sintiéndote cerca en formas que no siempre entiendo. Lloro, porque te extraño. Lloro, porque a veces todavía me duele lo que no se pudo, lo que quedó suspendido entre nosotros. Pero también lloro de gratitud, porque el tiempo que compartimos, aunque breve, fue verdadero y dejó huella en mí. Sé que últimamente se han cruzado caminos extraños: Eli, el mariachi, personas que te conocieron y ahora se acercan a mí. No sé cómo llegaron hasta aquí, pero en el fondo siento que eres tú moviendo esos hilos. Y aunque a veces me asusta, también lo tomo como tu manera de decirme que no inventé lo que vivimos, que fui parte de tu historia tanto como tú lo fuiste de la mía. Hoy quiero regalarte mi recuerdo limpio, sin culpa, sin esconderme. Ojalá donde estés puedas escucharme: te sigo queriendo, sin esperar nada, solo como quien honra lo real. Feliz cumpleaños, Javo. Qu...

XVIII

Entre el 18 de mayo y el 18 de agosto: Hay fechas que se quedan tatuadas en el alma. El 18 de mayo me enseñó lo que era perder una luz.  El 18 de agosto me recordó que el corazón, incluso roto, aún late y busca.  No fueron reemplazos, ni olvidos disfrazados.  Fuiste tú, Javo, un rayo de alegría fugaz que me nombró "corazón" cuando más necesitaba sentirme viva.  Y fue él, después, quien me mostró que aún sabía soñar.  Entre ambos, hay un espacio lleno de ausencias, dudas y memorias.  Pero también hay amor. Del que permanece y del que llega. Del que duele y del que enseña.  No cargo culpas, solo gratitud por haber sentido tanto.  Porque amar en distintas direcciones no borra lo vivido, solo ensancha la capacidad de mi alma.  ❤️✨🤍 🖤🐧💜

Tú también lo sentiste, ¿verdad?

Hay frases que no se escriben para  alguien, pero alguien las lee y  se queda callado porque duelen  igual.  No me hablaste.  No dijiste nada.  Solo tocaste la herida con el corazón.  Como si me dijeras, en silencio, "yo también".  Yo también sé lo que es escribirle  a alguien que no vuelve.  Yo también he sentido ese vacío  donde antes había respuesta.  Yo también he dejado pedazos  míos en palabras que quizá nunca  fueron leídas.  O peor aún: fueron leídas... y no  bastaron. No compartimos una historia,  pero compartimos el lenguaje del  duelo. Del amor que no se concretó.  Del silencio lleno de preguntas.  Y tal vez por eso, nos leemos.  No porque haya un "nosotros",  sino porque hay un "yo también".  Y eso... eso es compañía.  Silenciosa.  Real.  Profunda. 

Querido papá:

Imagen
Hoy es el Día del Padre y quiero aprovechar esta fecha para decirte algo que tal vez no digo muy seguido, pero que siento con el corazón: te amo mucho y me siento profundamente orgullosa de ti. No siempre ha sido fácil expresarnos, y tú siempre has sido más reservado, más de actos que de palabras. Pero en esos actos encontré mucho amor: en las veces que me ayudaste con mis maquetas, en los paseos en carro con música (aunque no siempre estuviéramos de acuerdo en qué escuchar, jaja), en las vacaciones en la playa donde me estresaba porque te metías muy profundo al mar, o en ese concierto donde terminamos empapados por la lluvia, pero felices. Recuerdo cuando me llevabas paletas de reloj y de arcoiris, cómo te emocionabas con los coches, tus gorras, tus cangureras... y ahora, lo guapísimo que te ves con tu uniforme de chef. Me encanta compartir un café contigo cuando te visito y ver lo mucho que has cambiado con los años. Antes eras más enojón (ese "cara dura" inolvidable), pero...

Enferma, pero conmigo.

 Hola, pequeña. Te vi. En medio del sueño, ahí estabas. Pequeña, suave, frágil... blanca y negra como las cosas que no siempre son claras en mi vida, pero que aún así merecen ser vistas con ternura. No te movías mucho. Estabas ahí, acostadita, como si hubieras  aprendido a esperar en silencio.  Como si entendieras que a veces me olvido. Pero tú no te fuiste. Sé que estabas enferma. Y eso me  dolió. Me dolío verte retorcerte un poco, sin hacer ruido, sin reclamar nada. Me dolió darme cuenta de que,  aunque te tengo, a veces te olvido.  Como si la costumbre de no cuidar, o de no cuidarme, hubiera apagado el  reflejo de mirar hacia abajo del todo, donde estás tú, acostada sobre ese tapetito. Pero hoy te recuerdo. Y en este espacio, quiero decirte gracias. Gracias por no irte, por esperarme. Por seguir respirando, aunque sea lento. Por mostrarme que hay algo en mí que no ha muerto del todo, aunque esté cansado. Algo que  solo necesita que me detenga y...