Doble carta.
Carta I
Jamás imaginé el impacto que Alejandro tendría en mi vida. Hace un año, ya tenía muy presente que ese día era su cumpleaños. Hoy, mientras el calendario nos devuelve a esa fecha, las circunstancias son completamente distintas: ya no está conmigo, y yo ya no formo parte de su vida.
En este tiempo han pasado muchas cosas. Sin embargo, no puedo negar que sigue siendo alguien importante. No podría verlo con rencor, porque va por delante el amor que siento por él. Y aunque ahora mismo no estemos juntos, jamás olvidaré lo que representa en mi historia.
Cada vez me queda más claro que, si no es mi espejo, al menos vino a mostrarme lo que significa el amor incondicional. Un amor que no depende de estar o no estar juntos. Un amor que existe en este instante, aquí y ahora. No sé si lo amaré siempre, pero hoy, en este preciso momento, lo amo.
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Carta II
Hoy, 16 de septiembre, no puedo evitar pensar en ti.
Es tu cumpleaños, y aunque ya no formo parte de tu vida, quiero regalarte al menos un pensamiento sincero.
Te deseo luz en el camino que eliges andar, serenidad en los días que se sienten pesados, y motivos genuinos para sonreír incluso cuando la vida parezca enredarse.
Que la vida te abrace con bondad, y que nunca te falten esas pequeñas cosas que hacen que todo valga la pena: un gesto, una palabra, un instante de claridad.
No lo digo desde la cercanía de quien celebra contigo, sino desde la distancia de quien aprendió que el amor verdadero no desaparece con la ausencia. Y desde ahí, desde este lugar que sigo habitando, puedo desearte lo mejor sin pedir nada a cambio.
Feliz cumpleaños, Alejandro. 🐧
Con cariño,
Gissele
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